Con la incertidumbre del COVID-19, la injusticia social y la inseguridad económica poniendo nuestro mundo patas arriba, estamos llamados a echar un vistazo a cómo hemos estado viviendo y qué estamos aportando a nuestra sociedad. A medida que nos damos cuenta de lo que ya no nos sirve y lo que ya no es relevante para nuestras vidas hoy, debemos preguntarnos, ¿cómo cambiamos?
Aristóteles dice: “Conocerse a uno mismo es el principio de toda sabiduría”.
En medio de esta tormenta actual, se nos pide que abramos los ojos, que hagamos una pausa y reevalúemos. La práctica de Svadhaya, o autoaprendizaje, es crear conciencia incluso con la tormenta que se arremolina a nuestro alrededor.
¿Estamos aceptando lo que somos? ¿Cómo nos empoderamos, a pesar de nuestras heridas, para crear el espacio que necesitamos para elegir el amor y el perdón?
Svadhaya se trata de quitar la acumulación de capas de años de condicionamiento que pueden habernos llevado a creer cosas sobre nosotros mismos y sobre los demás que no son necesariamente ciertas. Es la pesadez de este peso lo que oscurece la luz de nuestra autenticidad y nos impide experimentar la verdadera paz. A veces nos lleva a buscar fuera de nosotros mismos la comodidad con el uso de drogas, alcohol, comida y cosas materiales.
Las prácticas de yoga y meditación ofrecen un camino para conocernos a nosotros mismos al descubrir nuestras capas protectoras creadas por nosotros mismos y examinarlas. Conocemos nuestro cuerpo mientras se mueve y conocemos nuestra verdadera naturaleza mientras descansamos en quietud. Buscamos la verdad interna sin juzgar ni analizar, notamos la voz áspera dentro de nuestras cabezas y alejamos la mente de las áreas tóxicas o inútiles hacia la autoapreciación y la gratitud.
Hay una historia sobre Miguel Ángel quien, cuando se le preguntó cómo llegó a crear una estatua tan hermosa en David, respondió que simplemente talló todo lo que no era David. En Svadhaya encontramos a David, o “yo” en nuestro propio bloque de mármol.
Cuando quitamos el mármol, debajo de todas las creencias falsas y el autosabotaje, encontramos nuestra verdadera naturaleza; ¡un ser espiritual que anhela expresar nuestro ser más elevado al mundo!
BKS Iyengar dice: “Cuando la mente está quieta, la belleza del yo, o del alma, se ve reflejada en ella”.