Los Yamas y los Niyamas, los primeros pasos en el Camino Óctuple del Yoga de Patanjali, son guías para vivir una vida significativa y con propósito. Cuando se combinan con los pasos de recuperación, estas prácticas éticas pueden mejorar la curación emocional y espiritual para crear una mayor sensación de bienestar.
Los Yamas se ocupan de la integridad y de cómo nos tratamos a nosotros mismos ya los demás. Desde el concepto de yoga de "todos estamos conectados", nuestro comportamiento e intenciones afectan todo lo que nos rodea. Cuando estamos fuera de la integridad, perdemos el regalo de la realización personal y continuamos sufriendo.
Las filosofías del yoga reflejan los principios de honestidad, voluntad de indagación y servicio a los demás, que son cruciales para crear paz mental y curación en la recuperación. El camino del yoga es un viaje desde los pensamientos en nuestra cabeza hasta los sentimientos en nuestro corazón a través del amor propio compasivo. Es la forma de conocernos y aceptarnos tal y como somos.
Empezamos con amabilidad. El primer Yama es Ahimsa, que se traduce como "no hacer daño". Es vivir con mansedumbre en acciones, pensamientos y palabras. La práctica está en la compasión, el amor, la comprensión, la paciencia, el amor propio y la autoestima. Es aprender a estar alerta en nuestra observación de cómo nuestros pensamientos e intenciones no solo afectan a quienes nos rodean, sino también cómo afectamos nuestro propio sentido de autoestima.
En la recuperación, detener la actividad o el comportamiento que nos debilita es el primer paso para no hacer daño. Tratarnos a nosotros mismos ya los demás con cuidado y respeto es una continuación de esa práctica.
El yoga y la meditación reducen los efectos nocivos del estrés en el cuerpo a través de la conexión de la respiración con el movimiento. Al practicar Ahimsa, nos damos cuenta del hábito del diálogo interno negativo que resulta en un cambio positivo y una mayor autoaceptación. Nunca le hablaremos a nadie más de lo que nos hablamos a nosotros mismos en nuestra cabeza, por lo que ser amable se convierte en un baile de ida y vuelta al notar cómo tratamos a los que nos rodean y nuestros pensamientos sobre cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Ahimsa también nos recuerda cómo debemos tratar a la Tierra, a los animales, a otras culturas, a nuestros hijos, a nuestros padres ya nuestra comunidad. Es tratar todo con cuidado. Es la regla de oro. ¿Cómo queremos mostrarnos ante los demás y cómo queremos que nos traten? ¿Cómo queremos sentirnos al final del día? Practicar Ahimsa nos recuerda que debemos ser conscientes en nuestras relaciones, actuar con amabilidad y apreciar los aspectos de nosotros mismos que afirman la vida.
Por Julie Bertagna ; Todos los derechos reservados @2017